jueves, 20 de enero de 2011


- Buenos días doctor.
- Buenos días. ¿Qué tal se encuentra?
-Mejor, un poco mejor. He notado mejoría, pero los síntomas no desaparecen.
-Ajam… (Dice automáticamente mientras se dispone a escuchar…) Entonces ha mejorado… (teclea absorto en el ordenador…)  ¿Y qué síntomas nota?
-Pues… es como si el cuerpo se me viniera abajo… agotamiento… no sé.
-Parecen síntomas gripales… continúe por favor…
-Luego, progresivamente noto una presión en el pecho
-¿Se asfixia?
-Sí, totalmente, me falta el aire.
-Ajam… mmm… parece un cuadro de desamor, con principio de soledad. ¿Ha notado usted fiebre desde su última visita?
-¿Fiebre…? Todo lo contrario, el cuerpo se me hiela.
-(de nuevo…) Ajam… ¿dolor punzante?
-Sí, en la cabeza… no me deja pensar ni concentrarme.
-Efectivamente… como me imaginaba… Bien, tómese estas píldoras y verás cómo todo mejora. No se preocupe de nada… no es grave… es un caso muy común hoy en día (dijo dándole un papel de la Organización Mundial del Corazón con diferentes instrucciones para una rápida mejora).
-Muchísimas gracias doctor, ¡hasta la vista!


                De esta forma, nuestro querido paciente se marchó con las recetas en la mano en búsqueda de esa píldora que acabaría con su problema… de aquella forma tan fácil. Tras ir a su farmacia habitual donde el farmacéutico le despachó con mucha amabilidad aquellas pastillas que tanto necesitaba, éste reanudó su marcha.



                 Al llegar a casa, se tiró por puro agotamiento en el sofá… ya no podía continuar… Se dispuso a abrir la caja para leer el prospecto de la medicación… entre tanta palabrería sin sentido le llamo la atención una advertencia muy peculiar: “…producen un alivio momentáneo. El vacío volverá a aparecer si no se trata con rehabilitación. Puede crear adicción. No se recomienda a…” Sin embargo, él hizo caso omiso ya que pensó que si la tomaba ahora que estaba decidido, sería como un impulso que le ayudaría a continuar… solo una “dosis” momentánea... y luego… nunca más. Tiraría la caja y olvidaría el nombre para evitar la tentación. (Realmente un plan efectivo… si uno quiere). 



                Finalmente, por casualidad, decidió molestarse en leer, lo máximo que le fuera posible, aquel papel arrugado que llevaba en el bolsillo… ¡Ah, sí! El folleto ese del doctor... decía así: “Para una correcta rehabilitación de sus sentimientos no debe forzar el corazón. Trate de calmarse y reflexionar a diario sus decisiones y sobre todo no precipitarse. Una recaída puede dañar por completo su funcionamiento interno dejando secuelas de por vida… Tómese su tiempo y disfrute de su estado actual… sin presiones” Mientras tanto, por la mente de nuestro paciente viajaban todo tipo de pensamientos… algunos negativos, otros no tanto… y de repente… sin venir a cuento… una única obsesión se le fijó en la mente… volver a tomarse una de esas pastillas sin hacer caso de todas esas advertencias de recaída… para él eran como una droga, lo sabía perfectamente y no le importaba. 



                Da igual si lo hacía a escondidas del resto o en público, él siempre sabría cuál era el proceso… como el de una montaña rusa… en la que entre subidas y bajadas, acelerones y vertiginosas volteretas… un buen día… se le para el corazón para volver a su punto de partida.

Punto de partida – Roció Jurado y Mónica Naranjo.








1 comentario: