jueves, 18 de agosto de 2011

Últimas páginas.

No podía sortear un recóndito sentimiento de rencor contra el marido por haberla dejado sola en medio del océano. Todo lo suyo le provocaba llanto: la piyama debajo de la almohada, las pantuflas que siempre le parecieron de enfermo, el recuero de su imagen desvistiéndose en el fondo del espejo mientras ella se peinaba para dormir, el olor de su piel que había de persistir en la de ella mucho tiempo después de la muerte. SE detenía a mitad de cualquier cosa que estuviera haciendo y se daba una palmadita en la frene, porque de pronto se acordaba de algo que olvidó decirle. A cada instante le venían a la mente preguntas cotidianas que sólo él le podía contestar. Alguna vez él le había dicho algo que ella no podía concebir:: los amputados sienten dolores, calambres, cosquillas, en la pierna que ya no tienen. Así se sentía ella sin él, sintiéndolo estar donde ya no estaba.


Gabriel García Márquez.

El Amor en los Tiempos del Cólera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario