Corto y cambio.

No, no hace falta que un par de cartas me lo anuncien, ni me avisen, ni me adviertan… no hace falta ni que me lo griten. Lo veo en tu desgana, lo veo en ausencia y sobre todo lo veo… lo veo en ti.

No te das cuenta que los días pasan, y yo ya no sé qué hacer. Me intento proponer olvidarte, dejarte a un lado hasta que se te ocurra volver para yo acogerte con la mejor de mis sonrisas y una broma recién sacada del horno. Pero… pero realmente no me apetece. Yo sabía que este momento había una mínima posibilidad de que llegada… y me da miedo de que sea así. Me da miedo a que sólo sean las circunstancias las que nos unan… de que esto no sea real, verdadero… de las que no hace falta lavarlas con “Perlán”. 

Aunque me proponga todo esto, lo veo en ti. Veo tus decisiones, tus prioridades y tus pasatiempos. Sí, como un molino que cada vez gira en una dirección, como una radio cuando se estropea y no sintoniza bien… y parece ser que yo ya no soy tu frecuencia favorita. Simplemente te puedo decir que te perderás las mejores noticias matutinas, los partes del tiempo, el momento de la canción de la semana y la llamada al mejor amigo. Supongo que habrás cambiado de música, espero que no te deje sorda.

Siempre podrás sintonizar con esta frecuencia, pero corremos riesgo de tormenta… y la retransmisión puede que sea defectuosa y llenas de interferencias. 

Corto… y cambio.