El tiempo avanza y el Universo camina inexorable hacia el cumplimiento de la profecía.
El Demonio se agita a mi lado incesante, flota a mi alrededor como el aire, impalpable. Así me conduce lejos de la mirada divina, jadeante y destrozado de fatiga, al centro de las llanuras del hastío, profundas y desiertas.
Lo respiro, siento como quema mi pecho y lo llena de un deseo eterno y culpable, y lanza a mis ojos, llenos de confusión, sucias vestiduras heridas abiertas y el aderezo sangriento de la Destrucción.
Las Flores del Mal.
Charles Baudelaire.
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